La autorregulación es la capacidad que nos permite dirigir nuestra conducta en el sentido que deseamos y así poder relacionarnos con la gente que nos rodea. Forma parte de la adquisición de habilidades sociales que se empiezan a desarrollar desde muy temprana edad.
Aqui te contamos qué actividades puedes realizar en el aula para que los niños aprendan a controlar sus emociones y tengan una buena conducta en clase.
– Hacia los 2 años los niños empiezan a entender que los demás tienen emociones y que pueden ser diferentes a las suyas.
– De los 2 a los 3 años empieza el periodo de “independencia”. Etapa egocéntrica que se basa en las palabras: “Yo” y “mío” con las que demandan la “no ayuda” del adulto”. Es en este periodo donde comienzan a responder de buena o mala manera y donde la autorregulación de sus emociones hace que el niño empiece a juzgarse a sí mismo.
– A los 5 años esta capacidad auto-regulativa está más desarrollada y aparece una complejidad entre emociones, creencias y expectativas. Es decir, los niños empiezan a relacionar su capacidad cognitiva con las emociones.
A medida que los niños van pasando por las diferentes etapas van aprendiendo más sobre los sentimientos y empiezan a conectar las situaciones que experimentan con las emociones. A lo largo de este desarrollo, la autorregulación y las habilidades del lenguaje van evolucionando y, por tanto, adquiere mayor capacidad para manejar situaciones emocionales complicadas. Al aprender a manejar las emociones, asimilan y entienden que son ellos los que tienen el control de cualquier situación en la que se encuentren.
A lo largo de los primeros años de edad se asientan las bases para que se dé una adecuada inteligencia emocional en el pequeño. Esto depende en buena medida de diferentes factores emocionales y sociales. Por tanto, es necesario que padres, escuela y el resto del entorno generen la confianza necesaria en el niño para ayudarle a desenvolverse de manera óptima en todos los ámbitos de la vida.
La infancia es el momento clave para que el niño vaya modelando sus tendencias emocionales y donde es muy significativa la relación entre la familia y la escuela. Es trascendental la educación y modelado por parte de los padres en casa y también la actitud y el comportamiento del profesor dentro del aula para ofrecerle seguridad, respeto y confianza.
Dentro del aula, el educador puede enseñar a los niños autorregulación de manera didáctica y divertida. Gracias a las actividades que se proponen los niños pueden desarrollar un progreso en su conducta, aprenderán a escuchar a los demás y a realizar sus obligaciones y tareas. Las técnicas que mostramos se pueden utilizar tanto en el aula, como en casa:
– El semáforo. Es un ejercicio que sirve para darle una respuesta sobre su comportamiento al niño y las identifique conscientemente. Para ello, se hace un dibujo del semáforo y se dan unas instrucciones sencillas al niño para hacerle ver cómo funciona o Rojo: tranquilo y piensa antes de actuar o Amarillo: piensa soluciones o alternativas y sus consecuencias. o Verde: está bien, pon en práctica la mejor solución.
– La rueda de las emociones. Consiste en crear junto a los alumnos una rueda con opciones de cosas que ellos pueden hacer para calmarse cuando se sienten frustrados. Esta rueda en forma de pastel se dibuja sobre una cartulina y en lo que sería cada porción se dibuja o pega una imagen de las opciones que el niño haya mencionado. Las opciones deben ser acciones válidas y que respeten la integridad del niño y los compañeros.
– El volcán. Se trata de utilizar las imágenes para concientizar el comportamiento. De esta manera, el niño será capaz de detectar cuándo está a punto de comportarse de manera inadecuada y podrá detenerse a tiempo. Para poner en práctica esta técnica se pide que el niño se imagine que es un volcán y que sus emociones son la lava. Como muchos otros volcanes, su volcán interior también se descontrola y entra en erupción, haciendo que explote todo lo que lleva dentro. La idea es que el niño aprenda a reconocer las señales de la ira y el enfado, asociándolas con la lava caliente y la erupción. De esta forma podrá detenerse antes de llegar al punto de no retorno.
– Tiempo fuera positivo. Es una herramienta de Disciplina Positiva. Consiste en crear un lugar especial dentro del aula, al cual el niño pueda recurrir para calmarse y volver a calmarse cuando se sienta alterado o fuera de control. Este lugar debe ser escogido y decorado en conjunto con los niños y debe contener elementos que lo inviten a relajarse y a sentir paz, como por ejemplo: libros, música, juguetes, hojas y colores para dibujar, una pizarra, peluches, plastilina, etc.
Fuente: Guia Infantil