Todos los años por estas fechas nos esforzamos por ponernos metas que cumplir para mejorar en diferentes aspectos de la vida. A nivel familiar, ser mejor un mejor padre o madre para nuestros hijos es el objetivo primordial de muchos de nosotros. Buscar más tiempo para estar con los niños, dedicarlo a sus juegos, a enseñarles algo en concreto, a potenciar sus habilidades y a estimular su creatividad son algunos de los generosos objetivos que nos proponemos conseguir.
Sin embargo, no siempre es fácil y, sobre todo, no siempre sabemos cómo hacerlo. Hay que empujar, sin que se nos note, insistir en el punto donde queremos hacer hincapié, sólo en el momento oportuno, ya que de lo contrario puede ser contraproducente. Ser conscientes de estos pequeños detalles nos abrirá la puerta hacia el interior emocional de nuestros hijos, se sentirán más receptivos hacia nosotros y hacia nuestros objetivos. Con estos consejos podremos mejorar como padres o, al menos, tendremos el camino allanado.
Este año nos gustaría poder decirnos como padres: ¡lo estás haciendo genial! He sabido escuchar a mis hijos y les veo felices. Ellos se lo merecen, merecen nuestro esfuerzo y dedicación porque su educación está en nuestras manos. Para mi lo importante es valorar realmente que es lo importante para mis hijos, tenerlo en cuenta y trabajarlo a diario. Y esta última parte es la más difícil, el día a día, ya que la rutina, el cansancio y los reveses con los que generalmente no contamos, nos alejan del camino del amor, el trabajo y la dedicación que nos hemos propuesto.
Por este motivo, es importante mirar cada día en el interior de sus corazones, ya que el conocimiento profundo del carácter y de la personalidad de nuestros hijos, en constante evolución, nos ayudará a saber exactamente qué es lo que necesitan, en qué les podemos ayudar y qué es lo que están demandando de nosotros. Así, mientras unos niños necesitan independencia, otros prefieren sentirse arropados de calor y cariño y, cuando les falta atención, por la falta de tiempo de sus padres, se desestabilizan emocionalmente y eso repercute en su actitud en la escuela, en su comportamiento en casa y en sus relaciones sociales.
Resaltar sus propios progresos, aunque no estén a la altura de lo que a nosotros como padres nos gustaría, no es sólo una buena idea, es necesario. Nosotros, los padres, necesitamos tener paciencia y dar tiempo al tiempo, ya que lo importante veamos los avances pasito a pasito, sin perder nunca de vista los éxitos, por pequeños que parezcan, ya que son una pieza clave para mantener el interés.