La sensibilidad es una cualidad con la que se nace. Gracias a ella el niño tendrá la capacidad de relacionar todo lo que hace con sus emociones y sentidos.
El niño altamente sensible (PAS) no padece una enfermedad, ni tampoco un síndrome. Es un tipo de temperamento que tienen los niños, y que le hace vivir las cosas de manera más profunda experimentando las emociones de una manera muy intensa.
Es conveniente recordar que todo niño es un mundo. Es decir, cada uno tiene sus propias necesidades. Por lo tanto, se debe considerar que por el hecho de que un niño se comporte de un modo diferente al resto, o ver el mundo de manera más intensa o diferente no debe ser un problema. Podemos reconocer a este tipo de niños altamente sensibles gracias a una serie de características:
– Son más afectuosos que la media y les gusta el contacto personal y físico.
– Desde muy pequeños se sienten atraídos por el arte y la música. En sus dibujos sus representaciones van más allá de los aspectos comunes. Ponen ímpetu en los detalles que son inusuales para otros niños.
– Son empáticos y sintonizan más con el otro. Tienen capacidad para “leer” las expresiones de la cara, la mirada del otro, por ello parece que son capaces de predecir los que el otro hará o sentirá y actúa acorde a esto.
– Este tipo de niños no encajan bien las mentiras, la crítica, o el que se intente hacer daño a otra persona.
– Son niños con una moral y filosofía “profunda”. Sufren cuando les leen un cuento o ven en la TV determinadas situaciones y ven a la gente sufrir. Además cuando les regañan se entristecen profundamente.
– Son niños que disfrutan más haciendo las cosas solos que en compañía. Lo que no quiere decir que eviten relacionarse, sino que a veces disfrutan más de su soledad. Hoy en día se debe aceptar la alta sensibilidad como un tipo más de personalidad que encaja dentro del área de la introversión, pero sin ser niños retraídos.
Los niños PAS necesitan sentirse amados y valorados. Para ello, los adultos deben evitar:
– Corregirles en público. Que no se avergüencen y se sientan valiosos por como son.
– La sobreprotección. Las experiencias de vida son las que le ayudarán a desarrollar herramientas y estrategias para encarar los problemas. Dejar que se enfrente a ello.
– Situaciones que excedan sus habilidades. Cada situación debe ser encarada desde una madurez suficiente para ganar competencias.
– No reprimir la expresión de sus emociones.
Además, los padres pueden:
– Evitar fuentes de estrés. No vale la pena someterles a situaciones que minen la estabilidad y les cause inquietud.
– Respetar su independencia. Permite que haga cosas solo supervisando. Esta soledad le permite asentar ideas y sensaciones. Más tarde hablar con el niño tratando de empatizar pero sin dar sensación de control sobre sus actos.
– Fomentar su autoestima. Es algo que no se puede descuidar ya que es un pilar importante en la personalidad del niño. El ver el mundo de manera diferente les hace sentirse vulnerables, por eso los padres han de valorar cada razonamiento que el niño haga, hacerle ver que no es malo sentir las cosas de manera diferente a los demás, que aprenda a encajar las críticas y hacerle ver que es fuerte y capaz de hacer las cosas.